lunes, 27 de enero de 2014

Propósito de año nuevo: ir al gimnasio en Vancouver!

Más que un propósito de año nuevo, ha sido un reclamo de mi espalda. Y es que cuando llevo cierto tiempo sin hacer ejercicio, mi espalda se queja…

Ir al gimnasio en Vancouver, como prácticamente todo, es diferente a España. Lo que más me ha llamado la atención es que aquí no es obligatorio llevar toalla para poner encima de los aparatos y secarte el sudor. En cambio, ellos tienen  un spray desinfectante y rollos de papel para limpiar las máquinas y las colchonetas una vez utilizadas, especialmente si las has dejado encharcadas de sudor. Así, ves a los musculitos tal cual chachas de la limpieza, con su spray y sus bayetas de papel, frota que frota…

En Vancouver también los gimnasios funcionan de otra manera
Tampoco son muy exigentes en cuanto a la indumentaria. Normalmente la gente va con equipación deportiva pero de vez en cuando puedes ver a alguien ejercitándose vestido de calle e incluso con zapatos… Tampoco son mucho de ducharse. No es que no sean limpios. Entiendo que lo harán al llegar a casa. Más bien son cohibidos. Pero llama la atención que se cambien de ropa y se pongan la camisa de trabajo sin pasar antes por el agua. En  fin, cosas de canadienses…

Si estás interesado en apuntarte a un gimnasio en Vancouver, te recomiendo dos cosas. Primero, busca promociones de semanas gratis en internet o pregunta a la gente que conozcas que esté yendo a un gimnasio. Ellos te pueden conseguir algún pase de prueba gratis. Yo conseguí uno de dos semanas en la página de internet de un gym y mi compañero de piso me consiguió otro de un mes en el suyo. La condición que te piden es que estés viviendo en Vancouver, pero tampoco necesitas gran cosa para justificarlo, así que si tienes un número de teléfono canadiense y dar tu dirección es suficiente. Si estás estudiando y tienes alguna tarjeta de estudiante, no la olvides tampoco, en algunos sitios tienes descuentos.

Spray desinfectante y papel para limpiar el sudor de las máquinas
Lo segundo, si todavía estás en España te recomiendo que empieces allí en el gimnasio. Aquí no tendrás a ningún monitor que te haga ninguna tabla de ejercicios y te asesore un poco con lo que estás haciendo, a no ser que pases una sesión privada, que en mi gimnasio cuesta unos 90$ la hora… Por lo que mejor vente con los ejercicios aprendidos, o sino búscate a un amigo con el que ir y te explique, aunque no será fácil. Aquí, a diferencia de en España, casi todo el mundo entrena solo. No se escuchan apenas comentarios. Cada uno a su bola. Ni “hola”, ni “adiós”, ni nada por el estilo. Solo los comentarios justos y necesarios para preguntar si ya has terminado con una máquina. Incluso he visto algún cartel pidiendo que, por favor, no se utilicen los móviles para no molestar al personal… pero, bueno, también escuché una vez en un teatro, en ese momento que en España dicen que se apaguen los móviles, que la gente no usase perfumes demasiado fuertes para no molestar al vecino… cosas de Canadá… :P

Otro tema que también me ha llamado la atención, es que en las instalaciones hay varias fuentes para beber, por lo que no es necesario llevar el mítico botellín de agua (en ésta sí que nos ganan). Aquí el agua de grifo se bebe en todas partes. Te la ponen directamente en los restaurantes e incluso para acompañar un café, y esto sí que es “for free”.

Varias fuentes como ésta para saciar la sed
En Canadá, como en España, también hay clases de grupo incluidas en el precio del gimnasio. Y os aseguro que  pueden ser una clase de inglés intensiva. Si ya es complicado a veces seguir una clase en español, que uno no siempre está familiarizado con los músculos de su cuerpo, imaginaos en inglés. Sitúate siempre cerca de los que tengan pinta de más avispados, porque haciendo los ejercicios no siempre podrás estar mirando hacia el monitor, y si tienes a alguien cerca a quien copiar, pues ayuda… Yo he probado con yoga y pilates y he salido del paso. Y si el monitor te dice algo y no le entiendes, sonríe mucho, que pronto se dará cuenta y se acercará a explicarte la posición “in situ”, con gestos, y haciéndote él el movimiento con sus manos.

Y después está el tema de los suplementos vitamínicos. En Vancouver hay tiendas de alimentación deportiva por todas partes. Y al contrario de la idea que tenemos en España, aquí las consideran “very helthy”. Que no comes pescado, no importa, siempre habrá una pastilla que te aporte los nutrientes que necesitas… Incluso en mi gimnasio a veces hay catas de cockteles explosivos asquerosos, pero yo sigo fiel a mi dieta mediterránea y solo me he dejado llevar por la tentación de un complemento proteínico. Y es que aquí los hombres  están muy fuertes y uno se siente flacucho entre tanto músculo…

Hacer ejercicio en Vancouver es casi una obligación
Finalmente, los comerciales de Steve Nash, la principal cadena de gimnasios de Vancouver, me han hecho una oferta irresistible. Eso sí, me he hecho de rogar y he utilizado mis buenas artimañas de regateo de latino. Al final, he conseguido gym  4 días a la semana, por solo 14$ al mes, matricula aparte, gracias a una promoción durante la boxing week. El contrato es de un año, pero si me marcho a vivir a más de 30 kms. puedo darme de baja sin problema. Por lo menos es lo que me han dicho. Fiémonos, pues, del compromiso canadiense.


Ya os iré diciendo cómo evolucionan mis músculos. :P

martes, 7 de enero de 2014

Primeras Navidades en Vancouver

Al final no hubo Navidades blancas ni nada que se le pareciese. La semana más fría fue la de mi vuelta a Canadá y tan solo hubo dos días de nieve, que dio para hacer algunas fotos y poco más. De hecho, los amantes del esquí se quejan de que no hay nieve suficiente en las estaciones cercanas.

Las Navidades pasaron sin pena ni gloria. Y creedme que mucho mejor así. Nunca fui gran amante de estas fiestas pero estando lejos de los tuyos, mejor que pase desapercibida. Nada de decoración navideña en la casa, poca en las calles y bastante cutre, y una versión navideña bastante diferente.

Días previos a la Navidad, Vancouver se llenó de nieve


Lo que más me ha llamado la atención es la cantidad de fiestas que organizan. No es que aquí las fiestas sean muy locas, pero mis compañeros de piso tenían una fiesta un día y al otro también. Parece que se sincronizan las agendas de forma que cada día organiza la fiesta una persona diferente. A mí, con mi incipiente vida social me llegó con cuatro y la del trabajo, así que tampoco me quejo.

Pero vayamos por partes. Definamos primero el concepto de fiesta. Cuando te invitan a una fiesta ya te dicen literalmente “let free to bring…” (siéntete libre de traer…), una forma muy fina de pedir colaboración. Y no me refiero a las típicas botellas de vino de rigor. Por ejemplo, la noche del día de Navidad la fiesta fue en mi casa, con los amigos de mis roommates, y el pavo, la comida principal, lo trajeron unos invitados. Otros, ensalada. Otros, unas gambas rebozadas. Mis roommates hicieron un puré de patatas… Y yo unos “navideños” melocotones rellenos (los que me conocen, saben de qué hablo) que curiosamente la gente comió con las manos… Y con las bebidas, lo mismo. Si bebes alcohol, te llevas una botella de vino o lo que quieras beber. Aquí fácilmente se beben con la cena un gin tonic  o el cóctel de turno.

Casa de West End con decoración navideña


Siempre hay que preguntar si hay que llevar algo, y en respuesta negativa, llevar igual al menos una botella de vino. Sí, por supuesto. Repartiendo gastos es mucho más fácil organizar una fiesta para 15 o 20 en un apartamento. ¡Esto me lo apunto para la vuelta a España!

La cena de Noche Buena no tuvo nada que ver con la típica cena de familia de España. Fue una cena de picoteo de pie como otra cualquiera, que a mí me sirvió para conocer a un montón de gente. Lo más divertido el momento Secret Santa, que aunque a simple vista parecía el típico amigo invisible, esta versión no la conocía. Cada persona tiene un número al azar y por orden van eligiendo el regalo que prefieren de los que hay al lado del árbol de Navidad (cada persona llevó uno previamente) y lo abre delante de todo el mundo. Pero los siguientes tienen la opción de abrir otro regalo o robar alguno de los que ya están abiertos. A mi me tocó una botella de vodka con raspberries y me la robaron. Luego una botella de whisky. Y también me la robaron. Y finalmente unas botellas de agua con gas (Perrier, eso sí), otras de sirope, para mezclar con el agua, y unas chocolatinas… Esto nadie me lo robó…

Regalos con bolsas engañosas para el Secret Santa


El fin de año fue fiesta sin cena. Es decir, que había que ir cenado. Y empezó a las 8. Nada de uvas para empezar el año nuevo. Eso sí. Fue cambiar el año y todo el mundo se empezó a dar besos como locos. Y yo sorprendido, porque aquí no son nada besucones.

Menos mal que yo me tomé las uvas vía Skype con la familia en horario español  y que he recibido un montón de mensajes de amigos para celebrar el año nuevo. La verdad es que ha sido como celebrarlo dos veces…

Y para rematar, unos vecinos me ofrecieron continuar en un after, porque en las otras fiestas a las 12 ya todo el mundo se iba para casa. Era Nuevo Año y la una de la mañana, pero ya le llamaban after. Uhhhh! Curiosamente al llegar me dicen que como es after no permiten la venta de alcohol, así que ya os imagináis la de gente “sana” que había bebiendo  aguas minerales y tomándose “vitaminas” en el baño. En fin, curiosidades canadienses. O lo que se consigue prohibiendo las cosas. Yo me di al Redbull.

Preparado para conectar con España y tomar las uvas


Y ahí se acabaron las Navidades, porque aquí de Reyes nada. Lo bueno, que pasaron en un santiamén, que conseguí  introducirme en el circuito de fiestas gracias a mis compañeros de piso y que he comenzado el año con buen pie. De hecho, hoy he comenzado un nuevo trabajo. No, no he cambiado. He ampliado y diversificado. Ahora tengo dos trabajos de media jornada y tres clases de español a la semana… Si voy a tener que empezar a enviar remesas… (es broma, pero por lo menos, creo que me dará para vivir desahogadamente sin tirar de los ahorros).

Ah! Y que definitivamente siento que he mejorado mucho con el inglés. Puedo pasar horas hablando en inglés sin problemas, puedo ver películas en inglés y enterarme bastante bien y puedo seguir las conversaciones de grupo…


¡Que sí, que 2014 va a ser un gran año!